Socialismo
Definición
El socialismo es la teoría, doctrina o práctica social que promueve la posesión pública de los medios de producción y un control colectivo y planificado de la economía en pro del interés general de la sociedad. El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalización y la planificación económica de la producción).
En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado.
Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título Socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del bien común e igualdad social, hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o al intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en mayor o menor medida de su etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas, cooperativistas, corporativistas gremiales clásicos, corporativistas de Estado o fascistas, socialistas de renta, socialistas de mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase trabajadora organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.
Principios básicos del socialismo
Desde el origen del socialismo sus principios básicos son:
- Su base es la propiedad colectiva en los medios de producción y distribución, buscando el bien social.
- La riqueza no debe recaer sobre los empleadores capitalistas sino que debe estar repartida de forma igualitaria, eliminando la diferencia entre clases sociales.
- Injerencia del estado en el espectro económico y social, no dejando al mercado toda la capacidad de decisión y control. En otras palabras, mayor centralización que en sistemas capitalistas.
En su esencia, un estado de carácter socialista cuenta con un gobierno o una estructura estatal fuerte y con amplio poder en la toma de decisiones en materia económica y de distribución de rentas y bienes. Aunque en teoría es la ciudadanía la que debe controlar mediante mecanismos democráticos a sus gobernantes, han sido numerosos los estados socialistas que han derivado en gobiernos totalitarios y poco defensores de la libertad individual.
Con el paso de los años, las posturas socialistas han ido evolucionando desde sus premisas más clásicas hasta una postura más abierta y aceptante del libre comercio. Bajo ciertas premisas básicas como el control de los gobiernos en el ámbito económico y financiero y la protección del ciudadano para evitar situaciones de desigualdad o abuso social. Se trata de sistemas económicos mixtosconocidos como socialismo de mercado o socialdemocracia.
Teóricamente, el socialismo es la etapa anterior al comunismo, sistema en el que los obreros controlen los medios de producción en su totalidad y se organizan en una sociedad sin clases.
Historia
La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico
Inglaterra fue una de las dos cunas del socialismo "utópico". Existen dos causas importantes que dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial, con su cortejo de miserias para el naciente Proletariado, y el desarrollo de una nueva rama de la ciencia: la economía política, concepto asociado a la búsqueda de dominio titular de las ciencias políticas.
En Francia tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el conde Henri de Saint-Simon, considerado por Engels el creador de la idea en estado embrionario que sería utilizada por todos los socialistas posteriores. Propuso la Federación de Estados Europeos, como instrumento político para controlar el comienzo y desarrollo de guerras. Al mismo tiempo Charles Fourier, concibió los falansterios (comunidades humanas regidas por normas de libre albedrío e ideologías económicas socializadas).
Los debates entre los socialistas clásicos
Poco después aparece la teoría comunista marxista que desde una teoría crítica del comunismo, desarrolla una propuesta política: el "socialismo científico". Karl Marx postula en una de sus obras la diferenciación entre «valor de mercado» y «valor de cambio» de una mercancía y la definición de plusvalía, siendo éstas sus mayores contribuciones a la economía política; no obstante, los economistas modernos no utilizan estos conceptos del mismo modo que lo hacen los seguidores de la escuela marxista del pensamiento económico, argumentando que la teoría expuesta por Marx no contempla la interacción total de la ciencia económica y se ve parcializada por el comunismo. Entre los socialistas hubo una muy pronta división entre marxistas y anarquistas los cuales eran la esencia más cercana a la ideología marxista. El marxismo como teoría recibió muchas críticas, algunas de ellas constituirán durante muchas décadas la base ideológica de la mayoría de partidos socialistas. Más tarde, a raíz de la Revolución rusa y de la interpretación que le dio Lenin, el leninismo se convertiría en foco de admiración de los partidos comunistas, agrupados bajo la III Internacional.
La teoría marxista se construye conjuntamente con el anarquismo. El anarquismo se podría inscribir dentro de los conceptos tempranos del socialismo, que como ideal busca que las personas decidan sobre sus vidas libre e independientemente; la abolición del Estado y de toda autoridad; exaltando al individuo.
La meta del socialismo es construir una sociedad basada en la igualdad, la equidad económica, la iniciativa personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando las compensaciones estratificadas por esfuerzo, promoviendo estructuras políticas y económicas de distribución como por ejemplo el seguro social.
El socialismo en el siglo XX
El socialismo alcanzó su apogeo político a finales del siglo XX en el bloque comunista de Europa, la Unión Soviética, estados comunistas de Asia y del Caribe.
Durante la segunda mitad del siglo XX fue de gran importancia para el llamado bloque socialista, conjunto de los países controlados por Unión Soviética tras la contraofensiva en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial, donde la URSS impuso sistemas de gobierno socialistas dependientes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la tensión militar-ideológica entre el bloque socialista, encabezado por la Unión Soviética, y el capitalista, encabezado por Estados Unidos, desembocó en un enfrentamiento político que se conocería como Guerra Fría. Se conoció de ella extraoficialmente y fue la competencia por la superioridad en todos los aspectos y lograr así el dominio completo (pero no directo) de la mayor cantidad de países. Culminó con la disolución política de la URSS, tras una crisis agravada por su situación económica y política y fuertes presiones externas, acompañada de una pronunciada crisis en los demás estados socialistas, principalmente los europeos
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